domingo, 29 de mayo de 2011

ESCULTURA

Según Novotny, términos como ‘romanticismo’ o ‘realismo’ son difícilmente utilizables en sentido preciso para referirse a la escultura del siglo XIX. Sólo se puede hablar, en su opinión, de ‘romanticismo’ en un sentido literario, en relación con las temáticas elegidas por los escultores. Evidentemente, aquella filosofía sentimentaloide de la vida del primer romanticismo que se trasluce en la idea del Jardín Inglés también se reflejó en las esculturas incluidas en tales jardines, así como también en la escultura funeraria ; pero eso no era propiamente ‘escultura romántica’. Además, si entendemos por ‘romanticismo’, como en otros géneros artísticos, profundidad de contenido e independencia de los modelos del pasado, entonces hay que decir que la escultura de la época nunca se aventuró más allá de la esfera de lo subjetivo, es decir, de lo puramente narrativo.
*        François RUDÉ (1784-1855): Partidario de Napoleón, tuvo que emigrar a Bélgica tras la caída del Emperador en 1814, y no regresó a Francia hasta 1827. Es autor de algunos de los relieves que se encuentran en el Arco de Triunfo de L’Étoile, en París. Su obra es bastante mediocre, aunque agradable de ver.

*        Jean-Louis-André-Théodore GÉRICAULT (1791-1824): Más conocido como pintor [véase]. Sus escasas esculturas no pueden ser consideradas estrictamente como ‘románticas’ ; no obstante, consiguen expresar un cierto sentimiento de ‘infinitud’ de una manera tal que destacan de otras esculturas de la época.

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